Al abordar estos
temas, es necesario que tengamos presente la distinción entre las concepciones restringida y ampliada de la ciudadanía. Una ciudadanía restringida remite al ejercicio de ciertos derechos en términos
exclusivamente jurídicos e individuales y puede ser ilustrada con la siguiente
frase: “Soy ciudadano, pago mis impuestos y quiero que se me cumplan mis
derechos”. Lo que se observa aquí es cierta desconexión entre la existencia
individual y la vida en sociedad, es decir, el espacio público que todos
habitamos. Tanto la exigencia como la condición de cumplimiento de los derechos
no trascienden la esfera individual. Por el contrario, la concepción ampliada de ciudadanía se encuentra
estrechamente relacionada con la participación.
Ambas formas de
asumir la condición ciudadana implican una reflexión sobre lo que significa ser
sujeto de derechos. Esta concepción de los sujetos de la educación, tiene implicancias
tanto institucionales como pedagógicas. Pensar en términos educativos la
participación activa de los estudiantes en las escuelas secundarias tiene que
ver con habilitar practicas novedosas de participación de los mismos. En las
culturas escolares donde el joven se caracterizo por ser carente de poder
enunciar y enunciarse, comienzan a generarse y regularse nuevos modos de estar
en la escuela, nuevos modos de formar parte de las normas y las reglas que
regulan la vida escolar.
Es decir, que
los jóvenes son ciudadanos y como tal sujeto de derechos, su participación
activa y responsable genera una forma de reproducir la innovación en el sistema
educativo. Desde esta perspectiva, el ciudadano no se sienta a esperar que el
estado le garantice el cumplimiento efectivo de sus derechos, sino que requiere
de cierto grado de implicancia con los asuntos públicos y por lo tanto, con los
demás ciudadanos y con las instituciones.
La participación
es un elemento central de la ciudadanía y cabe distinguir entre dos formas de
ejercicio de la democracia: 1 las delegativas en cuyo marco la ciudadanía se
limita a depositar el voto en distintas instancias electorales,
desentendiéndose luego de la gestión de lo público y 2 las participativas, que
implican un mayor grado de involucramiento con lo público. Desde esta
perspectiva, profundizar y consolidar la democracia consistirá en favorecer la
mayor cantidad de nuevos ámbitos, instituciones y mecanismos democráticos de
gestión de lo público, tanto lo que se refiere a la resolución de conflictos
como a diversas instancias de decisión.
A
continuación destacaré cuatro documentos legales nacionales que pronuncian
claramente sobre el derecho a la participación:
1ro: Ley de
educación Nacional que establece la obligatoriedad del nivel secundario,
debiendo el estado garantizar que los estudiantes ingresen, permanezcan y
egresen del nivel.
2do: Ley de los
derechos del niño que aborda a participar en la vida de su comunidad, a
expresar libremente sus opiniones en todos los asuntos que los afecten y a que
sean escuchados y considerados seriamente en función de su edad y madurez.
3ro: Ley del
voto a los 16 años donde establece que todos los argentinos que hubiesen
cumplido la edad de los 16 años, gozan de todos los derechos políticos conforme
a la constitución y a las leyes de la república.
4to: Ley de
creación y funcionamiento de centros de estudiantes en la cual establece
integrar centros u otras organizaciones comunitarias para participar en el
funcionamiento de instituciones educativas con responsabilidades y promover
modos de organización institucional que garantice dinámicas democráticas de
convocatoria y participación de los alumnos como así también contempla que los
alumnos además de derechos, tienen deberes, entre otros el de respetar el
proyecto educativo institucional, las normas de organización, convivencia y
disciplina del establecimiento escolar.
Un ejemplo claro
de esto es que en la actualidad los jóvenes tienen mayor participación en los
centros de estudiantes, en el cual se juntan para alcanzar a un fin en común y
así alcanzar mejoras proyectadas o bien para cambiar o profundizar alguna
problemática, organizándose, participando de debates, trabajando en equipo,
compartiendo pensamientos y opiniones.
Como conclusión
final, estoy convencida que como institución debemos reconocer a los jóvenes
como sujetos con derechos y obligaciones, crear espacios de participación
democrática donde se promueva el respeto y la valoración de ideas y alentarlos
y acompañarlos para que se desarrollen como personas crecientemente autónomas,
ya que los jóvenes son ciudadanos y su participación activa y responsable
genera una forma de reproducir le innovación del sistema educativo. Esta
participación es la que les dan confianza en sí mismos, se sienten respetados y
así continúan activos y responsables, haciendo una contribución esencial a su
desarrollo saludable y también al desarrollo de la sociedad, ya que tienen
oportunidades reales para involucrarse en decisiones que los afecta como
individuaos y como grupo. Por esto es muy bueno apoyar, fomentar y estimular
todas las posibilidades de participación como derecho, enseñándoles la
importancia que tiene la misma, como también la responsabilidad que hay que
asumir, promoviendo y guiando el aprendizaje.
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