13 noviembre 2015


EL ACOMPAÑAMIENTO DE LAS TRAYECTORIAS ESCOLARES



“Si bien nuestro imaginario social sigue conservando con fuerza la idea de que todas las trayectorias escolares pueden ser planificadas de acuerdo a un criterio de linealidad, en el que cada una de las etapas sucede a la anterior sin contratiempos ni desvíos, la idea de condiciones juveniles en tanto distintas formas de vivir la juventud aporta cierta complejidad al problema. Si consideramos las diferencias generacionales, de clase y genero, observaremos que las trayectorias escolares de muchos jóvenes, especialmente si se trata de jóvenes de sectores mas vulnerados, se encuentran marcadas por avances, retrocesos, rupturas y crisis. Si bien esto puede parecernos evidente a primera vista, vale la pena remarcarlo ya que las condiciones materiales y simbólicas de existencia de los jóvenes marcan su trayectoria escolar”


A lo largo de los años el sistema educativo ha desarrollado toda una serie de instrumentos de medición e indicadores a los fines de dar cuenta de las diversas formas a través de las cuales los jóvenes atraviesan su escolarización. Cabe mencionar entre ellos la tasa de promoción efectiva, la tasa de repitencia y la tasa de abandono interanual. En conjunto, estos tres indicadores representan los posibles recorridos de una población escolar determinada. Es decir, del total de los alumnos de un nivel, curso o conjunto de escuelas, aquellos que promocionan son el porcentaje que pasa de un año correlativo siguiente, otros repiten de año, mientras el resto es el porcentaje que abandona la escuela. Estos indicadores reflejan las trayectorias de los estudiantes, el tipo de pasaje por la escuela y la regularidad con que logran realizar sus estudios. Ahora bien, las trayectorias escolares se pueden tornar “irregulares” en el sentido de sostener la cursada pero no hacerlo en la edad correspondiente por diferentes motivos. En algunos casos, repetir de curso produce sobre-edad; entre otros, los estudiantes abandonan su escolarización. Mientras la sobre-edad muestra la proporción de estudiantes mayores a la edad correspondiente para cursar un año de estudio, ciclo o nivel; la cobertura oportuna mide el porcentaje de estudiantes que, por el contrario, están escolarizados a la edad correspondiente a su nivel.

 “Numerosas investigaciones dan cuenta de la forma en que factores económicos, sociales y culturales, tales como las condiciones de clase y genero, condicionan las trayectorias escolares de nuestros adolescentes y jóvenes. De modo que el análisis de esas trayectorias es central para la toma de decisiones de política y gestión educativa. El comportamiento escolar de un conjunto de estudiante que ingresan en determinado momento en el sistema y que realizan recorridos más o menos regulares, en mayor o menor tiempo, constituye la información central para la evaluación y monitoreo del sistema educativo”

De modo que, en la actualidad, todos estamos encarando el enorme desafío de configurar un nuevo modelo escolar que renueve las tradiciones pedagógicas propias de la escuela selectiva y elitista, para alcanzar la inclusión plena de todos nuestros estudiantes en términos de ingreso, permanencia y egreso del nivel secundario. Se trata, en definitiva, de desarrollar nuevas propuestas de enseñanza capaces de favorecer aprendizajes consistentes y significativos atendiendo a los intereses necesidades y potencialidades de los alumnos


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